El nombre elegido esta vez es Greenery (en español, verdor), inspirado según la firma en «los primeros días de la primavera». Durante este año, dos colores han compartido el puesto de moda: Rose Quartz y Serenity, tonos suaves de rosa y azul, que casaban a la perfección entre sí.
También lo hacen con la nueva elección, en línea con la dinámica de Pantone en los últimos tiempos, que aboga por el equilibrio ante «nuestro acelerado ritmo de vida». Da un paso, eso sí, y avanza de los colores cercanos al pastel a una sombra que tiende a lo natural pero mantiene el juego a la hora de combinar.
Desde su presentación, no han hecho más que llover propuestas, adaptadas en gran parte a la paleta que adelanta la institución. Greenery se combina en dos vertientes: una más discreta, que protagoniza junto a tonos nudes, marrones y vino; y otra algo más arriesgada, que incluye mezclas con gamas de amarillos y rosas, huyendo de los matices en blanco.
Por si alguien se lo pregunta, no es necesario igualar el tono exacto de Pantone (concretamente, el 15-0343). De hecho, ellos mismos han propuesto una paleta de matices y varias gamas para cubrir el color más naturalista de todos los años en todas sus vertientes. Al fin y al cabo, el tono hace referencia a la paz que se encuentra en la diversidad de la naturaleza.
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